¿Interrumpir el embarazo es pecado?
El aborto es un tema vital y polémico.
Es siempre muy importante incluir la perspectiva religiosa al pensar, al hablar, al debatir y al hacer propuestas sobre la interrupción del embarazo. Si la perspectiva religiosa en nuestros enfoques sólo es institucional -enfatizando lo laico y denunciando la injerencia de jerarcas y grupos religiosos fundamentalistas en las políticas públicas sobre derechos sexuales y derechos reproductivos-, si nuestra perspectiva es básicamente anticlerical, no iremos muy lejos.
Con esta perspectiva no se esclarecen las inquietudes de las mujeres ni se liberan las conciencias. Ni se informa suficientemente. Si en nuestros países sólo tenemos Estados laicos en los papeles, en las Constituciones, pero no en la práctica y en las políticas públicas, es porque no tenemos sociedades laicas ni conciencias laicas. Y para educar en una conciencia laica hay que propiciar un proceso de aclaración de las ideas religiosas tradicionales en torno a los temas de la sexualidad. En torno al tema del aborto.
Vida y libertad: dos derechos fundamentales que relacionamos con Dios
- Ante cualquier aborto la reflexión se sitúa siempre ante dos valores: vivir y decidir. Ante dos derechos humanos fundamentales: el derecho a la vida y el derecho a la libertad.
- Acostumbramos relacionar estos dos derechos, estos dos valores, con Dios.
- Dios quiere la vida y no la muerte. Dios quiere la libertad y no la esclavitud.
Pero no podemos olvidar que en nombre de Dios se ha matado y se mata. Y en nombre de Dios se esclavizó y se esclaviza. ¿Entendemos siempre a Dios como Dios de vida y de libertad? No siempre. Depende de la idea de Dios que tengamos en nuestra mente y en nuestro corazón. Depende de la idea de Dios que nos enseñaron y que aprendimos. Es muy diferente pensar a Dios como un poderoso juez de quien dependemos totalmente y que espía nuestros actos y pensamientos para castigarnos, que pensarlo como una madre cariñosa que celebra nuestras alegrías y confía en lo que nosotras pensamos, queremos y decidimos. Por eso tiene tanta importancia que reflexionemos en cuál es la idea de Dios que tenemos y que valoremos si será necesario transformarla.
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