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La sociedad nos obliga a ser monógamos, la biología a ser infieles

La sociedad nos obliga a ser monógamos, la biología a ser infieles

El biólogo David P. Barash analiza el porqué de la infidelidad sexual entre humanos

 

Barash, biólogo evolucionista y profesor de psicología de la Universidad de Washington, acaba de publicar el libro Out of Eden: The Surprising Consequences of Polygamy. En él analiza la infidelidad sexual de los humanos, tan estrechamente relacionado con la poligamia presente en la mayoría de las especies animales, llegando a la conclusión de que la monogamia no es una situación sencilla, y mucho menos "natural", para hombres y mujeres.

 

Salon acaba de publicar un fragmento del libro que resume buena parte de las ideas sobre las que gira la obra. Estos son los planteamientoas más destacados del biólogo:

 

“Cuando las personas de uno u otro género tienen inclinaciones polígamas mientras viven en una sociedad monógama, en realidad están siendo infieles a su compromiso socio-cultural pero no a su biología”.

 

“Al describir la biología básica de las diferencias entre hombres y mujeres se consideró el efecto Coolidge, que se basa en la tendencia de los hombres, en particular, de equiparar la monogamia con la monotonía”.

 

“A nivel de células cerebrales, se sabe que la estimulación repetida produce cierto grado de insensibilidad. Es algo que también sucede con respecto al entusiasmo sexual. Una analogía sería el constante zumbido del frigorífico, con el tiempo te habitúas a él y solo notas cuando algo falla y él se detiene”.

 

“Después de una prolongada asociación sexual (semanas, meses, incluso años) las células del cerebro masculino en particular se habitúan, es decir, se saturan”.

 

“El sexólogo Alfred Kinsey señaló que la mayoría de los hombres pueden comprender inmediatamente por qué la mayoría de los hombres quieren el coito extramarital. A pesar de que muchos se abstienen de dicha actividad porque no la consideran moralmente aceptable. Por otro lado, a la mayoría de las mujeres les resulta difícil entender por qué un hombre felizmente casado quiere tener un coito con otra mujer que no sea su esposa”.

 

[...]

 

“Esta disparidad entre hombre y mujer no se debe simplemente a que la sociedad ha buscado normalmente reprimir el deseo sexual femenino, sino a que la mayoría de las mujeres no experimentan un deseo aumentado simplemente al ser presentadas a un nuevo compañero anónimo”.

 

“Los biólogos han sabido durante mucho tiempo que la monogamia es rara en el mundo animal, especialmente entre nuestros compañeros mamíferos”.

 

[...]

 

“Paraexplicar las relaciones extramatrimoniales los biólogos han buscado algunas razones aparte de la biológica (en los hombres la biología del esperma ya ofrece suficiente justificación) y han encontrado las siguientes consideraciones que se pueden aplicar a ambos sexos: tomar represalias ante una infidelidad de la pareja, como respuesta a la ira que sientes hacia el cónyuge, el interés en un amante particular o la búsqueda de la satisfacción sexual o social que ya no está disponible en la relación primaria”.

 

“No es sorprendente que los hombres reporten niveles más altos de infidelidad sexual en el matrimonio que las mujeres. Sin embargo, una diferencia entre hombres y mujeres adúlteras podría deberse a la doble moral casi universal en la que a los hombres se les anima a ser sexualmente aventureros con el fin de ser vistos como ‘hombres de verdad’ mientras las mujeres son denigradas en el mismo caso”.

 

“No obstante, es posible que la fisiología humana de una rentabilidad positiva a las parejas que llevan mucho tiempo juntas por ejemplo en cuestiones de apareamiento”.

 

“La preeclampsia, una forma de hipertensión resultado de la disparidad inmunológica entre la madre y el feto puede ser una complicación grave del embarazo. El riesgo de sufrirla disminuye con el aumento de la duración de la relación sexual ya que el sistema inmunológico de la mujer se habitúa a los productos seminales del hombre y es menos susceptible a dar una respuesta inmune peligrosa ante un embrión que contiene el 50% de sus genes”.

 

“Rara vez, en algunas sociedades humanas a las mujeres casadas se les permite tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, y en la mayoría de casos con el hermano del cónyuge. Sin embargo, no sé de ningún grupo humano en el que las mujeres gocen de una libertad sexual mayor que los hombres”.

 

“Durante gran parte de la historia humana, el adulterio fue definido por un doble estándar: las relaciones de una mujer casada con un hombre que no sea su marido han sido vistas como un delito contra el marido, por el contrario si un marido tiene relaciones sexuales con una mujer la mayoría de las culturas no lo consideran adulterio siempre y cuando la mujer no esté casada con otro hombre”.

 

[...]

 

“Hay un factor genético, en realidad un conjunto de ellos, que predisponen hacia la infidelidad conyugal de seres humanos. Una versión del gen receptor de dopamina (DRD4), se produce en el cromosoma 11 y se encuentra en todas las personas, aunque los individuos varían en la cantidad de veces que se repite este gen: de 2 a 11”.

 

“Las personas con 7 o más repeticiones de DRD4 resulta que son más propensas a mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio. Sin embargo, esto no es un "gen de la infidelidad", sino más bien una predisposición genética hacia una mayor búsqueda de sensaciones”.

 

“Se podría esperar que los individuos con múltiples repeticiones de DRD4 también serían más propensos a hacer paracaidismo, o disfrutar de las montañas rusas. Tampoco es que tengan necesariamente un mayor impulso sexual, o una propensión genética a hazañas sexuales extramatrimoniales como tales; más bien sienten la emoción de la novedad”.

 

“Aún así, no es lo mismo querer siempre algo nuevo para cenar que querer constantemente un amante nuevo. Una forma de conceptualizar el problema, sin invocar la biología, es que tal comportamiento viola lo que en la tradición occidental se conoce como ‘teoría del contrato social’”.

 

“Bajo estos términos contractuales, las mujeres proporcionan a los hombres una garantía de su fidelidad sexual así como un socio de relaciones sexuales regulares, mientras los hombres dan a las mujeres los recursos, la protección y asistencia en la crianza de un niño. Junto a un intercambio mutuo de genes”.

 

“Existe un problema adicional, los hombres y las mujeres llevan con ellos una inclinación generada evolutivamente para violar el contrato por la poliandria y la poligamia, a pesar del compromiso socio-cultural de la monogamia”.


Fuente: http://www.playgroundmag.net

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